Análisis de Concrete Genie, el arte de hacer frente al bullying
Analizamos Concrete Genie, el videojuego indie desarrollado por Pixelopus para PlayStation 4 donde la pintura y los graffitis le sirven a un joven a superar las situaciones de acoso que vive en su vida cotidiana.
Narrativamente hablando, las posibilidades que ofrece el videojuego son infinitas. Cualquier idea es susceptible de convertirse en un producto interactivo, simplemente basta con tener los conocimientos de diseño y programación, el equipo humano y el poder económico para poder llevarla acabo. La dificultad extra radica en tomar como idea un aspecto de la realidad y querer trasladarlo de la manera más fidedigna posible de forma que el usuario pueda, no solamente interactuar, sino al mismo tiempo aprender y tomar consciencia del tema que se aborda.
Esto es lo que ocurre con Concrete Genie, el juego en exclusiva para PlayStation 4, compatible con PlayStation VR para vivir la experiencia en primera persona a través de la realidad virtual, centrada en el bullying y mostrándolo de una forma que nunca antes se había visto. Sus creadores, Pixelopus, siguen la estela de juegos como el galardonado Life is Strange que se atreven a reflejar un problema social que afecta a miles de jóvenes en la actualidad como es el acoso escolar. Y lo hacen de manera muy seria aunque sin renunciar al apartado lúdico propio del ocio interactivo creando una buena sintonía entre el entretenimiento y la seriedad propia del tema en cuestión.
El jugador toma el control de Ash un joven del ficticio pueblo pesquero de Denska que sufre el acoso de un grupo de jóvenes, conocidos como Los Malotes. El lugar desde luego no es el mejor sitio para vivir ya que de forma paralela se ha ido despoblando debido a una catástrofe medioambiental que ha provocado que toda la zona esté contaminada de crudo. Es un entorno carente de alegría y vida, la oscuridad se ha abierto paso creándose una sensación de soledad, la cual es precisamente el sentimiento que tiene Ash en su día a día. Es un lugar abandonado, al igual que el propio protagonista una vez sale de casa. El único consuelo es su cuaderno de dibujos donde puede plasmar todos sus pensamientos. A través de los dibujos es capaz de superar las situaciones de acoso que vive.
La cosa se complica cuando, tras uno de los enfrentamientos que tiene con el grupo de acosadores, éstos le rompen el cuaderno haciendo que todas las páginas acaben desperdigadas por el pueblo. Por suerte encontrará un pincel mágico que hará que cada vez que encuentre una página y esté en determinado lugar pueda darles vida a monstruos, también conocidos como genios. Estas criaturas son las encargadas de ayudar a Ash a devolverle la vida a la zona, eliminando la oscuridad de su interior y de Denska. A destacar cómo se invierten los papeles en Concrete Genie, las criaturas que en cualquier situación dan pavor son en esta ocasión seres afables que nos ayudan a avanzar mientras que nuestros semejantes aunque físicamente no lo parezcan son los monstruos en realidad.
Las mecánicas de juego se basan principalmente en aprovechar todo el potencial que ofrece el sensor de movimiento del DualShock 4 para dibujar según donde estemos apuntando con el mando. Conforme vayamos encontrando páginas tendremos un abanico mayor de posibilidades de editar nuestros genios, los cuales tienen sus propias habilidades en función del tipo que sea como por ejemplo de fuego o eléctrico. También podremos pintar las paredes de Denska con motivos variados como forestales, relacionados con el cielo, la naturaleza, el tiempo atmosférico o la nieve. Con esto iremos iluminando diferentes zonas del mapa y acabando con la oscuridad. También se hace gala de un sistema de parkour muy primitivo -olvidad el propio de Assassin’s Creed- para movernos por los tejados y resolver algún puzzle gracias a la ayuda de nuestros genios.
Esta es la jugabilidad durante gran parte de las cinco horas que dura Concrete Genie, sin embargo, en la última hora del juego todo cambia. Sin entrar en spoilers, se produce un cambio en la historia que choca con todo lo que habíamos visto hasta el momento en la historia. Este giro hace que se introduzcan mecánicas de combate las cuales no hacen sido que cambie el mensaje y todo lo que estábamos viendo. No es hasta el final cuando uno puede llegar a entender el por qué de este cambio, aunque a algunos les costará compartir el desenlace.
Concrete Genie aborda el bullying no solamente desde el punto de vista de la víctima la cual hace todo lo posible por evitar estar en el foco de los acosadores, ocultándose, evitando ser visto por ellos y distrayéndolos para que salgan de una zona por la que él debe ir. Se trata este problema social también desde la perspectiva del acosador con la intención de hacer ver que, en muchas ocasiones, el comportamiento que tienen con aquellos que consideran inferior es debido a que provienen de familias desectructuradas, no han sido educados en unos valores sólidos de respeto y empatía hacia los demás o simplemente imitan el trato que reciben o ven en casa. Precisamente se busca que el usuario no solamente tenga lástima por la víctima sino que llegue a comprender y empatizar con el acosador, haciéndose hincapié en la importancia que tiene la educación desde el núcleo familiar ya que estamos hablando de niños sin referentes paternos sólidos sí, pero niños al fin y al cabo.
Jugabilidad, la originalidad de la propuesta y, sobre todo, cómo se trata un tema tan controvertido como es el bullying hacen que Concrete Genie sea un juego digno de ser probado y pruebe una vez más la importancia que tiene el desarrollo indie en la creación de propuestas que se alejan de los cánones establecidos con el mensaje añadido de que por mucha oscuridad que nos rodee hay que buscar algo que haga que nuestra vida tenga sentido… y color.
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