Análisis de Assassin's Creed Syndicate
Ubisoft no falta a su cita anual y llega al mercado el último juego de su saga más representativa, Assassin's Creed Syndicate. La Revolución Industrial, dos protagonistas y la vuelta a presentar únicamente un Modo Historia son las claves para levantar la losa que crearon con Assassin's Creed Unity y volver a enganchar con la franquicia. ¿Lo habrá conseguido? Vamos a comprobarlo.
Asesinos del siglo XIX
Londres, 1868. La mayor parte de la población vive en condiciones infrahumanas y de esclavitud en plena Revolución Industrial mientras unos cuantos viven al margen de este sufrimiento de la forma más acomodada. En la sombra y manejando los hilos de todos los estamentos civiles -política, economía, transporte e industria- se encuentran los de siempre: los Templarios.
Por suerte, a la ciudad llegan los hermanos gemelos Jacob e Evie Frye quienes, a pesar de tener puntos de vista diferentes, harán todo lo posible para salvar Londres del yugo templario en el que lleva desde hace un siglo.
La historia en sí permite controlar cuando queramos a Jacob o a Evie solamente pulsando un botón. Eso sí, aunque cualquiera puede participar en las misiones o explorar la ciudad con quien queramos habrá momentos en los que a la fuerza habrá que ser Evie y Jacob en otros.
El punto negativo es que la historia es muy lineal y tal vez habría faltado alguna que otra sorpresa o giro argumental. Hay un par de momentos donde claramente se pretende eso pero, seamos sinceros, después de tantas entregas, ya hay cierta habilidad de saber por donde tiran los tiros, y son previsibles.
Estamos hablando de una historia de en torno 15 horas que se extienden a más de 40 si se busca hacer todas las misiones secundarias, recoger todos los coleccionables y explorarlo todo.
También habrá escenas del presente. Sí, escenas. Porque al contrario de lo que se anunció de que estas partes del juego serían las más ambiciosas vistas en la saga al final no solamente ha sido así sino que han quedado reducidas a secuencias de vídeo. De hecho es el primer juego de la saga en el que no se permite tomar el control del personaje y explorar lugares del presente.
Dos visiones diferentes y a la vez similares
Desde un primer momento se vendió que Evie y Jacob tendrían sus propias habilidades muy diferentes entre sí. Algo que ha quedado en saco roto. Las habilidades y mejoras de ambos son prácticamente idénticas y las diferencias quedan reducidas a solamente tres del amplio abanico de mejoras a desbloquear. Al final los dos pueden lanzar cuchillos con la misma maestría o atacar con la misma contundencia. Bien es cierto que Evie utiliza mejor el sigilo hasta el punto de permanecer prácticamente invisible o que Jacob hace más daño.
La diferencia radica sobre todo a nivel argumental: Jacob está más preocupado por los problemas de Londres y sus ciudadanos, y se centra en liberar a la ciudad de la opresión templaria sin importar las consecuencias de sus actos. Claro reflejo de los Asesinos más modernos como Edward Kenway o Arno Dorian.
Evie por su parte es la madura y sensata del dúo y, a pesar de compartir la meta de su hermano, la prioridad para ella es evitar que los Templarios se hagan con el Fruto del Edén que hay en Londres, muy en la línea de los primeros Asesinos vistos en la saga.
Dos puntos de vista diferentes que chocarán en no pocas ocasiones y eso, sumido, al hecho de ser hermanos, protagonizarán interesantes debates y golpes bajos entre ambos.
Caballos y ganchos
Ni Londres, ni dos Asesinos protagonistas, la gran novedad jugable de Assassin's Creed Syndicate es la posibilidad de conducir coches a caballo para moverse por todo Londres y las posibilidades en el combate que ofrece. Usar estos vehículos será imprescindible si queremos movernos por la inmensidad de la ciudad británica -la más grande de la saga- de forma rápida y no morir de desesperación. Eso sí, cuidado con cómo manejamos los caballos porque al comienzo el control puede ser algo complicado y hay multitud de objetos en la calzada para destruir a nuestro paso.
Ya sea Jacob o Evie a quienes controlemos, ambos pueden montarse y tomar el control del vehículo pulsando un solo botón y echar al conductor si lo hay. También podremos saltar de un coche a otro y acabar con su conductor. Por parte de los enemigos ellos también pueden embestirnos o subirse en nuestro vehículo. Los golpes recibidos pasarán factura hasta el punto de destrozarse y tener que buscar otro medio de locomoción. Los caballos sufren los impactos y si por ejemplo le disparamos al de un coche rival se encabritará mientras que si lo matamos el coche volcará.
Para el ciudadano de a pie también hay mejoras más allá del parkour. La punta de cuerda es muy del estilo al que aparece en la saga Arkham de Batman, permitiendo a los jugadores escalar de forma rápida los edificios y descender. Si se usa de forma horizontal puede emplearse como tirolina para ir de un edificio a otro. Esto que parece algo demasiado moderno para la saga está introducido de manera sobresaliente en Syndicate sin llegar a chirriar y empleándose en los momentos oportunos no tiene porque pisar al parkour, esencia de la saga.
Menos llamativas que las dos anteriores pero sumamente útil es el caso de las bombas voltaicas para electrocutar a los rivales, inmovilizarlos o si están muy mejoradas incluso matarlos. En resumen, tres novedades que hacen ver que la saga está ya por el siglo XIX y muy alejada de esa época donde la novedad más notable era un cañón oculto en la muñeca.
Herencia de Unity
Que nadie se vuelva loco ni se lleve las manos a la cabeza con el título de este apartado. Hay que reconocer que, a pesar de los innumerables y fatídicos bugs que marcaron Assassin's Creed Unity, el juego tenía cosas buenas, muy buenas de hecho, que le dieron un aire nuevo a la saga y que se han recuperado para Syndicate.
Por ejemplo el tema rolero de ir mejorando progresivamente el equipamiento de Jacob e Evie en cuestión de capacidad de almacenamiento de objetos, guanteletes y vestimenta que hace que varíen aspectos del personaje como la defensa, el ataque o el sigilo entre otros. Estos objetos no pueden comprarse en tiendas sino en el menú de desarrollo y siempre y cuando se tengan los materiales necesarios así como el nivel óptimo.
También se recupera el parkour permitiendo movimientos mucho más realistas a la hora de ascender por la fachada de los edificios y, sobre todo, para descender sin la necesidad de hacer un Salto de Fé. La agilidad en este aspecto es mucho mayor y las acciones más naturales, cosa que comprobará el jugador desde el primer momento.
Otro aspecto es el sigilo, pulsando un botón se entra en este modo, algo que se identificará porque los hermanos gemelos se pondrán la capucha y andarán encorvados. La pantalla pierde casi todos los colores quedando únicamente el gris y el azul además de el rojo o el amarillo para indicar los enemigos y los objetivos respectivamente. El verde es para los aliados. Es algo muy similar al Modo Detective de la saga Arkham de Batman.
Combatiendo a los Templarios
Y llegamos al apartado que más polémica causa en todos los Assassin's Creed: el combate, tachado en su mayor parte por muchos por ser demasiado fácil. Pues bien, hay que decir que si te gustó el visto en Unity estarás contento, si no es así con Assassin's Creed Syndicate puedes echarte a llorar porque la mecánica es la misma.
Todo se reduce a un botón para atacar, otro para contraatacar, otro para romper la defensa y un cuarto para realizar un disparo rápido ya sea a través de revolver o lanzamiento de cuchillos. Como es habitual, habrá enemigos de distinto rango de dificultad que intentarán rodearnos y atacar por todos lados.
La novedad radica en que se acabó eso de ir con la espada colgada al cinto, esta vez las armas son más pequeñas perfectas para disimularlas bajo la ropa. Hablamos del bastón espada, el cuchillo kukri y el puño americano, cada uno con sus características propias, con diversos modelos a desarrollar y escoger así como mejorables. Con estas armas y el sistema de combate pueden verse animaciones sumamente interesantes a la hora de ejecutar a los enemigos.
También entran en escena bombas de humo, las citadas bombas voltaicas, cuchillos arrojadizos, veneno y revólver para completar el equipamiento y hacer la tarea más fácil.
Recuperando Londres
Como en todo Assassin's Creed la idea es arrebatarle el control de la ciudad de turno a los Templarios. Esta vez es Londres. La forma de hacerlo no es otra que crear una banda e ir desarrollándola hasta el punto de que pueda hacer frente a la banda templaria. Londres se divide en varias zonas dentro de las cuales hay que realizar diversas actividades de liberación que nos irán encargando nuestros aliados: liberación de niños que trabajan como esclavos en fábricas, capturar a templarios concretos y entregarlos a las autoridades, acabar con objetivos o captura de cuarteles.
Una vez hayamos realizado estas actividades y de paso tocado las narices a la banda rival, aparecerá el icono de Guerra de Banda donde el Templario jefe del distrito nos retará con algunos subordinados a una batalla directa. Tras acabar con él pasaremos a dominar dicho sector del mapa.
Las actividades en sí son originales y típicas de la época en las que se desarrolla Assassin's Creed Syndicate, sobre todo la liberación de niños ya que hace ver en qué condiciones trabajaba la clase obrera, el problema es que después de conquistar tres distritos las misiones ya parecen todas iguales y sin complicación alguna, sobre todo si hemos ido mejorando el equipo de Evie y Jacob.
Hasta el momento solo se ha hablado de los Asesinos actuando por su cuenta pero es que también podemos contar con la ayuda de nuestra banda y mejorar. Podremos reclutar hasta un máximo de cinco aliados para que hagan de guardaespaldas y provoquen pelea en forma de distracción mientras nosotros vamos por otro lado. La banda además puede mejorarse para que sus miembros tengan más resistencia, puntería, ataquen primero o incluso mejorar las características de nuestro inventario o de los recursos que obtendremos de forma periódica.
Oportunidades victorianas
A estas alturas de la saga pocas cosas pueden sorprender ya. A esto hay que sumarle que Ubisoft no ha hecho mucho por renovar la saga en materia de misiones y coleccionables. Empezando por las primeras encontramos las típicas de sigilo donde hay que seguir a los enemigos por los tejados o desde coches sin que nos detecten, persecuciones, etc. Las nuevas actividades que se han incorporado son de saqueo donde habrá que robar cargamentos a los templarios ya sea en tierra firme o sobre barcazas, hay clubs de la lucha donde enfrentarse a una serie de enemigos con los puños como únicas armas en varias rondas o carreras de coches a caballo. Vuelven a estar presentes las Historias de Londres donde habrá que resolver diez crímenes siguiendo los consejos de Arthur Conan Doyle y haciendo investigaciones, recopilando pruebas y declaraciones de los sospechosos.
Por su parte los coleccionables son los de toda la vida: apertura de cofres algunos con recompensas especiales como diagramas para fabricar nuevos objetos, Fallos de Helix para desbloquear nueva información, cervezas, cajas de música para desbloquear un nuevo traje y flores. No podían faltar las Atalayas para la sincronización y también vuelven las distorsiones temporales, en este caso, solamente una pero muy interesante que sería un crimen spoilear por aquí.
Ambientación magistral
Te podrá gustar más o menos la saga pero una cosa está clara: ten claro que el juego te va a meter en la ambientación histórica en la que se desarrolla sin importar la época que se trata. Es una cosa que Ubisoft ha hecho con todos los títulos de la saga y este no es una excepción. Assassin's Creed Syndicate te mete de lleno en plena Revolución Industrial y para ello aprovecha todo el potencial de las consolas de nueva generación.
La sensación de moverte por las calles fielmente recreadas como si de verdad estuvieras en el siglo XIX es brutal. Ubisoft ha cuidado todos los detalles y no solamente a la hora de diseñar la ciudad y sus edificios sino por ejemplo el clima con la niebla característica y la lluvia. También hay gente en las calles con el punto a su favor de que se mueven y actuar con sentido, no como en títulos anteriores.
Donde mejor se aprecia todo esto es escalando edificios y subirse a atalayas para sincronizarse teniendo la ciudad bajo tus pies. Se nota bastante que este año el equipo de desarrollo ha optado por centrarse únicamente por un modo historia y prescindido del apartado online.
Tampoco podían faltar los personajes históricos. Evie y Jacob se encontrarán en su aventura con figuras como la Reina Victoria, Charles Dickens, Charles Darwin o Alexander Graham Bell, éste último se encargará de proveer a los hermanos de las mejores mejoras para su equipamiento.
Evidentemente aún hay cosas por pulir, lo peor, los desesperantes tiempos de carga que hay entre una secuencia y otra así como cuando matan al jugador. También hay algún que otro bug como un personaje que desaparece de la secuencia de vídeo pero nada tan exhaustivo y criminal como lo que había en Assassin's Creed Unity.
Conclusiones
Assassin's Creed Syndicate no es un juego perfecto, eso está claro, como que tampoco está a la altura de los mejores títulos de la saga -Assassin's Creed La Hermandad o Assassin's Creed IV: Black Flag pero eso no quiere decir que haya que crucificarlo como se hizo con Assassin's Creed Unity.
Los dos protagonistas dan mucho juego -valga la redundancia- cada uno con su propia personalidad y que, aunque en un principio Evie refleje lo que es ser un Asesino al final Jacob también acaba gustando. La ambientación en cambio es magistral y en ese aspecto Ubisoft cumple de nuevo con el cometido. También se mantienen aspectos claves de la jugabilidad de la saga y las mejoras, lejos que destrozar la mecánica de juego, la potencia.
Sin embargo hay cosas que mejorar y deberes pendientes de Ubisoft de cara al futuro de la saga. Para empezar hacer una historia más enrevesada y giros argumentales, luego acabar con los eternos puntos de carga y retomar la historia del presente.
A pesar de esto, larga vida a Assassin's Creed y deseando ver el juego del año que viene.
Puntuación: 8.7
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