Especial 25º aniversario: La Edad de Oro de la saga Metal Gear Solid
Vistos los orígenes de la saga Metal Gear no fue hasta 1999
con Metal Gear Solid cuando se empezó la auténtica Edad de Oro de esta saga con
la salida a la venta de sus mejores videojuegos gracias a las oportunidades gráficas
y de jugabilidad que ofrecían tanto Playstation como sus sucesoras. Fue
entonces cuando se comprendió que Solid
Snake y Big Boss formaban parte de una conspiración a gran escala y de la que
no se sabía ni quienes manipulaban sus hilos ni como escapar de ella.
El mejor y ‘primer’ Metal Gear
El colofón fue un enfrentamiento final que constaba de varios apartados en los cuales iban sonando las bandas sonoras de la saga. Momento para echar la vista atrás, recordar todo lo que se ha jugado a lo largo de los años, y disfrutar del final de la historia de Solid Snake.
El mejor y ‘primer’ Metal Gear
Para muchos de los seguidores de los videojuegos hay que
trasladarse a 1999 con 'Metal Gear Solid' para conocer el verdadero comienzo de
la saga y su mejor título. Al contrario que Metal Gear y su secuela, 'Snake
Revenge', el juego se vendió a nivel global gracias a una Playstation que estaba
triunfando. Todo el mundo pudo acceder a él y seguir los pasos de Solid Snake
en una aventura que no dejó indiferente a nadie ya que contiene elementos que
lo hacen único.
Para empezar el paso a los 32 bits que tenía la consola de
Sony permitían a Snake y, por consiguiente, al jugador tener una visión más
amplia del entorno y una amplia variedad de lugares donde ocultarse (ya fueran
conductos de ventilación, debajo de camiones o simplemente moverse a través de
cajas). Esto era de gran utilidad ya que la IA de los enemigos tuvo una nueva
mejora y ahora eran capaces no sólo de localizar las huellas en la nieve sino
también de seguirlas.
Otro de los puntos fuertes característicos de la saga, su
argumento, se vio claramente favorecido hasta el punto de ser sobresaliente:
Solid Snake se ve obligado a abandonar su retiro en Alaska para detener una
nueva amenaza nuclear, esta vez en la base militar de Shadow Moses, a menos de
su vieja unidad militar FOXHOUND y su líder, quien responde al nombre en clave
de Liquid Snake. Esta crisis no podía venir de otra cosa que no fuera un nuevo
prototipo de Metal Gear (Rex).
Metal Gear Solid permitió ahondar por primera vez en el
origen e historia de Solid Snake más allá del campo de batalla y presentar a
unos personajes que, aunque en un principio pasaron de desapercibido y se
pensaba que apenas tenían importancia, juegos más tarde demostrarían ser piezas
claves en la trama de la saga. Es el caso de Revolver Ocelot y, en menor
medida, de Donald Anderson (presidente de la compañía encargada de desarrollar
el nuevo Metal Gear).
La conspiración estaba también servida con numerosos giros
argumentales hasta el punto de que no se llega a saber si Snake es enviado como
soldado o como arma bacteriológica debido a un virus que posee llamado FOXDIE.
Lo único que está claro en todo momento es que es un peón controlado por
alguien que se mantiene siempre en las sombras y le da igual si sale vivo o no
de Shadow Moses.
El juego de Playstation además dejó escenas para la Historia
de los videojuegos tan memorables como la relación con Meryl y la incertidumbre
de saber si iba a sobrevivir o no al final del juego. Todo dependía de se
machacaba los botones del mando y aguantábamos la tortura de Revolver Ocelot.
Es decir, por primera vez un Metal Gear tenía un doble final. Por no hablar del
momento en el que se interactúa con el propio jugador: si en el Metal Gear
original se le pedía al jugador que apagase el ordenador, en esta ocasión
durante la lucha de Psico Mantis era esencial cambiar la tarjeta de memoria de
ranura ya que sino el enemigo era capaz de prever todos los movimientos,
controlar el mando y de paso hacer comentarios sobre el resto de partidas
guardadas.
Por último este fue el único Metal Gear en contar con voces
en castellano gracias a Alfonso Vallés y su doblaje de Solid Snake.
La desaparición de Snake
El nuevo siglo trajo consigo uno de los títulos de la saga
que más ha dado que hablar tanto para bien como para mal. 'Metal Gear Solid 2:
Sons of Liberty' veía la luz en 2001 y traía un cambio radical a la franquicia
(nunca mejor dicho).
Hideo Kojima sorprendió a todo el mundo introduciendo un
nuevo personaje principal. Después de un prólogo protagonizado por Snake aparecía
Raiden quien era a quien se iba a controlar durante toda la aventura. Un cambio que no sentó bien a todo el mundo
ya fuese porque Snake era el protagonista indiscutible de la saga o porque, a
pesar de todos los misterios que rodeaban al ‘novato’, no daba el perfil de
espía y estaba más preocupado de su relación con su novia.
Esta fue la sorpresa de un Metal Gear plagado de engaños y
giros argumentales como nunca antes se había visto en la saga hasta el punto de
llegar un momento en el que solamente se sabe que no se sabe nada. Para colmo,
'Sons of Liberty' presenta a un grupo en las sombras que ha controlado todo lo
acontecido durante los juegos vistos desde 1987, ‘Los Patriotas’. Además la
tónica habitual de soldado que se enfrenta a un grupo terrorista y termina
frente a un Metal Gear da un giro de 180º y muestra una conspiración nacional
que lleva desarrollándose desde hace más de un siglo.
Las oportunidades gráficas que ofrecía Playstation 2 no
fueron desaprovechadas y Konami cuidó todos los detalles (especial atención a
la lluvia y como caía sobre Snake). La IA de los enemigos dio un nuevo giro de
tuerca con escuadrones de enemigos moviéndose de forma organizado y creando
emboscadas. Los tiroteos tampoco pasaron desapercibidos y trajo la novedad de
poder destrozar el escenario y elementos como botellas, cristales o la pared.
Además era posible colgarse de barandas para ocultarse o disparar a las luces
para decantar la batalla a nuestro favor.
Los jefes finales fueron de lo más rebuscados como ‘Lady
Luck’ a quien no le acertaban las balas o el vampiro inmortal Vamp. Tampoco
falto un nuevo diseño de Metal Gear, la versión anfibia Ray capaz de bucear, a
la que hubo que hacer frente de tres en tres.
Sons of Liberty no pudo dejar más cuestiones abiertas para
el siguiente título que se encargaría de cerrar la trama… o eso es lo que se
pensaba.
‘Para conocer el futuro primero hay que aprender del
pasado’. Así podría resumirse 'Metal Gear Solid 3: Snake Eater', juego que aún en
la actualidad está en enfrentamiento con Metal Gear Solid por el título de
Mejor Juego de la Saga. Los motivos son muchos y es que cuando Snake Eater vio
la luz en 2004 pocos sabían lo que tenían en las manos y lo que desvelarían sus
horas de aventura.
Para empezar se cambió la época. Mientras todos los
anteriores estaban ubicados en años en el futuro, Snake Eater trasladaba al
jugador a la Guerra Fría y la Crisis de los Misiles de Cuba. El juego hizo las
veces de pilar sobre el que se sustentaba toda la saga de Metal Gear y
explicaba cómo se había llegado a los hechos que narraban los juegos anteriores.
Al tratar de un juego en el pasado evidentemente Solid Snake
tampoco apareció pero sí otro soldado del Gobierno con el nombre en clave
Snake, Naked Snake. Y es que Metal Gear 3 tenía la difícil misión de explicar
cómo Big Boss se convirtió en lo que es: una leyenda que marcaría generaciones
futuras y pondría en marcha acontecimientos que tendrían su eco 40 años en el
futuro.
En términos de jugabilidad, la infiltración fue más
necesaria que nunca. Toda la aventura tenía lugar en una selva y, al tener
lugar en los años 60, la sofisticada tecnología de camuflaje era inimaginable
por lo que en esta ocasión los trajes y pinturas faciales eran los encargados
de ocultarnos del enemigo. En Snake Eater primaba la supervivencia por encima
de todo por lo que era necesario curarse después de los enfrentamientos de la
forma más sensata para no desperdiciar material y, sobre todo, alimentarse: ahí
entraba en juego toda la fauna de la selva.
Respecto a los enemigos, se podía encontrar a un primitivo
‘antepasado’ de lo que hoy se conoce como Metal Gear (el tanque Shagohod) y la
Unidad Cobra con rivales tan carismáticos como The End, un viejo centenario y
el mejor francotirador del mundo al que se podía acabar con el luchando o
simplemente parar la partida y retomarla a la semana para que muriese de
anciano.
‘Snake Eater’ presentaba posiblemente la mejor banda sonora
de la saga y uno de los finales más memorables. Fue una más que digna precuela antes
del esperado final.
Clic. Esto fue lo que sonó en la mente de cada uno después de
ver el vídeo final de más de una hora de ‘Metal Gear Solid 4: Guns of Patriots’
cuando todas las dudas acumuladas a lo largo de 20 años por fin fueron
resueltas y se completaron el intrincado de conspiraciones y giros argumentales
que formaban el complejo puzzle de la saga Metal Gear Solid.
Para la última aventura de Solid Snake hubo que esperar al
2008 y a Playstation 3. La actual consola de sobremesa de Sony fue capaz de
hacer digno el final de semejante saga y obra de arte en el mundo de los
videojuegos con un juego cargado de novedades y recuerdos.
Por lo pronto a pesar de que habían pasado pocos años entre
los acontecimientos de ‘Sons of Liberty’ y ‘Guns of Patriots’, la apariencia de
Snake fue lo primero que sorprendió al encontrarse el videojugador con un
anciano en el papel del famoso espía. El contexto también cambió radicalmente
al desarrollarse todo en un mundo con guerras por el planeta.
La infiltración quedaba en un segundo plano al estarse
moviendo Snake por zonas de conflicto activas y donde se hacia gala de la idea
de Hideo Kojima para este juego: “Ningún lugar para esconderse”. Había que
desplazarse entre multitud de soldados luchando entre sí y contra enormes
cyborgs para lo que se contaba con multitud de armas y objetos que se podían
comprar en el ‘mercado negro’. Asimismo mientras que Big Boss en ‘Snake Eater’
se tenía que camuflar en la selva escogiendo con cuidado el traje más apropiado
para la zona, Solid Snake al estar décadas en el futuro se podía servir de la
tecnología más puntera del Octocam simplemente con pegarse a las paredes adquiría
la textura y color de la misma y pasaba de desapercibido.
‘Guns of Patriots’ fue también un juego que hizo recordar
tanto momentos como lugares y personajes emblemáticos de toda la saga. Snake
tenía que enfrentarse a las fuerzas especiales conocidas como ‘The Beauty and
The Beast Corps’ un grupo de cyborgs que recordaban a los enemigos más famosos
de los primeros Metal Gear. Además supuso el regreso a Shadow Moses, lugar donde
se desarrollaba Metal Gear Solid, y, por primera vez en la historia de la
franquicia, tomar el control de un Metal Gear, en este caso el Rex, para lugar
contra el Metal Gear Ray. Tampoco se puede olvidar el trayecto por el pasillo
de microondas donde había que machacar el botón, muy similar también a ese
juego.
El colofón fue un enfrentamiento final que constaba de varios apartados en los cuales iban sonando las bandas sonoras de la saga. Momento para echar la vista atrás, recordar todo lo que se ha jugado a lo largo de los años, y disfrutar del final de la historia de Solid Snake.
El futuro de Metal Gear está muy claro: contar la historia
de Big Boss donde la dejó ‘Snake Eater’. Esta idea ya se empezó a desarrollar
con títulos para PSP como ‘Portable Ops’ y ‘Peace Walker’ que narran como el
legendario soldado funda Outer Heaver y se convierte en el personaje del Metal
Gear de 1987. La continuación de la historia, la cual se desconoce para cuándo
estará’, ya la está desarrollando el propio Hideo Kojima y tendrá por nombre ‘MetalGear Solid: Ground Zeroes’. También se espera una última aventura de Solid Snake con 'Metal Gear Solid 5'.
Menos habrá que esperar, concretamente para 2013, para tener
entre manos un nuevo Metal Gear. 'MGS Rising Revengeance' estará protagonizado por la
versión cyborg de Raiden y donde, más que la infiltración, primará la acción y
el combate con espada.
En resumen, aún hay Metal Gear para rato al ser esta una de
las sagas eternas en el mundo de los videojuegos.
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