Análisis Assassin's Creed: Revelations


A falta de un mes para la salida de ‘Assassin’s Creed 3’ es preciso recordar ‘Assassin’s Creed: Revelations’, el cual supuso el punto y final de la historia de Ezio Auditore, Asesino característico de la franquicia y que más horas y aventuras ha protagonizado, el retorno de Altaïr, conocer episodios de su tan misteriosa vida y la transición para dar paso a la saga de Connor. El juego no presentaba numerosas novedades respecto a los títulos anteriores pero es imprescindible para cualquier seguidor de la saga.

Los motivos son los siguientes:

Unidos por el destino

Revelations suponía juntar por primera vez en la saga Assassin’s Creed los caminos de los tres protagonistas vistos hasta la fecha: Desmond Miles, Ezio Auditore y Altaïr Ibn-La’ Ahad. No solamente a través de menciones durante el juego sino poder interactuar con los tres en sus respectivas épocas (Altaïr en el siglo XII, Ezio en el XVI y con Desmond en el presente) hasta que llega un momento en el que sus caminos se cruzan.

Este Assassin’s Creed tenía lugar inmediatamente después de los acontecimientos vistos en La Hermandad, con Desmond atrapado en el Animus y aparentando física y mentalmente estar en estado comatoso. Para salir de él deberá de revivir recuerdos perdidos de sus dos antepasados Asesinos.

El protagonista principal seguía siendo Ezio Auditore aunque en menor medida se controlaba a Desmond y Altair. En esta ocasión el jugador se encontraba a un Asesino italiano mucho más sabio y entrado en años que en los juegos anteriores, también se abandonaba el territorio italiano para dirigirse a otros destinos como Masyaf (escenario del primer Assassin’s Creed), Constantinopla y la Capadocia. Su misión era la de recuperar un artefacto que Altaïr ocultó en su biblioteca y cuya puerta solamente se abre con cinco llaves. El objeto que hay tras esa puerta también es codiciado por los Templarios.

Esta era una de las diferencias respecto a los dos juegos anteriores en los que Ezio iniciaba una persecución y caza de objetivos templarios, en Revelations no obstante los caminos entre el Asesino y sus eternos enemigos se cruzan por casualidad al estar buscando lo mismo. Esta entrega no es una lucha entre ambos bandos propiamente dicha, está en un segundo plano, sino como su nombre indica se trata de ‘revelaciones’, de ver como termina la historia de Ezio y conocer más aún la de Altaïr, del que tras el primer Assassin’s Creed apenas se le menciona y cuya historia es sin duda impresionante y fundamental para el destino de la Orden en los siglos posteriores.

Ganchos y bombas

Los años ya le pesan a Ezio, como el mismo reconocía en algunos apartados del juego, por lo que necesita de algunas nuevas opciones de seguir realizando los movimientos de ataque y escalada que tanto le caracterizaban. Las mejoras en el ‘parkour’ podían verse gracias al nuevo dispositivo que combina con su hoja oculta, el gancho. Este permitía darse impulso y escalar más rápido, además de lanzarse en tirolina y atacar desde el aire o realizar movimientos de evasión.

Pero sin duda la principal novedad en el apartado de las armas residía en la posibilidad de crear bombas de distintos efectos: ya sean petardos para distraer al enemigo, de abrojos para entorpecerlos, bombas fétidas, de sangre o explosivo. Los materiales para fabricarlas se iban obteniendo a través de cofres o de misiones específicas en el apartado de Bombas.

Aparte de los explosivos, el apartado armamentístico no tuvo mucha variación respecto a la entrega anterior. Ezio seguía contando con cuchillos, la ballesta y las hojas envenenas así como su espada y la hoja oculta de los Asesinos. Tampoco hubo mucho cambio en cuanto a las luchas se refiere siendo la mejor opción los contraataques cuando multitud de enemigos rodeaban al jugador.

Legado de La Hermandad

Y es que ‘Revelations’ apenas mostraba mejoras respecto a su antecesor. Ubisoft quiso mantener la esencia de la historia de Ezio en su último capítulo y dejar las novedades más notables y destacables para Assassin’s Creed 3.

Por este motivo la jugabilidad era prácticamente la misma que en La Hermandad. También había tres gremios (en esta ocasión de Gitanas, Ladrones y Mercenarios), la necesidad de desarrollar Constantinopla comprando tiendas, herrerías, monumentos y escalando atalayas para obtener beneficios y mejorar las armas y atuendos del personaje y el grado de notoriedad.

También seguía habiendo los retos de gremios y las misiones principales y secundarias. Algunas de las novedades se podían ver en estas últimas ya que, a pesar de tener que adiestrar aprendices para hacerse cargo de las Guaridas Asesinas, en algunos casos los aprendices tenían sus propias misiones a los que había que ayudar. Seguía habiendo el minijuego de Defensa Mediterránea al que había que enviar a asesinos por el Mediterráneo para realizar trabajos pero este contaba con una mayor variedad de contratos.

Mientras tanto las Guaridas de Constantinopla podían estar bajo asedio templario y había que defenderlas en otro minijuego. A través de barricadas y colocar asesinos en los tejados (fusileros, arqueros, etc) había que resistir hordas de enemigos mientras se protegía el refugio.

Revelations también se completaba con los apartados jugables de Desmond en los que se podía conocer detalles de su pasado, antes de ingresar en la Hermandad de Asesinos y de Altaïr, tanto antes de los acontecimientos del primer juego como posteriores durante toda su vida. Estos recuerdos jugables acaparan opiniones contradictorias ya que al tener tanta importancia la figura de Altaïr algunos de sus recuerdos, sobre todo los últimos, son de escasa duración y quizás debería de habérsele dado más juego.

Destaca que era el primer Assassin’s Creed en el que no es posible trasladarse a caballo pero hay apartados en los que había persecuciones de carretas.


Multijugador

El Modo Multijugador abría una nueva vía argumental en la saga de Assassin’s Creed al poner en la piel a cada uno en la piel de un templario del presente que se entrena para acabar con Asesinos.

Los modos de juego eran muy variados como el típico todos contra todos, escaramuzas por equipo para capturar objetos o defender bases o cazar presas. Para esta ocasión el Multijugador permitía personalizar los perfiles de los personajes.

En resumen ‘Assassin’s Creed Revelations’ era un gran juego argumental y gráficamente hablando con multitud de cosas que hacer tanto de la historia como acciones secundarias, pero sin apenas novedades y que heredaba prácticamente todo de La Hermandad. Un fantástico y emotivo punto y final para la historia de Ezio Auditore, aunque la historia no se hacía precisamente larga, de hecho tenía más importancia el apartado de Altaïr, con pocas novedades pero las presentes se hacían notar.

Para finalizar solamente se puede decir ‘Hasta siempre Ezio, bienvenido Connor’.



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